En el programa «Nueva Vida», se reflexiona sobre el llamado de Jesús: Conviértanse y crean en el Evangelio. Este no es un evento de una sola vez. Es un camino de transformación constante. Por eso, es vital para la vida cristiana.
La Primera y Segunda Conversión
Nuestra primera conversión ocurre en el Bautismo. Allí renunciamos al mal y recibimos la vida nueva. Sin embargo, la Iglesia nos enseña sobre una segunda conversión. Esta es la tarea ininterrumpida de cada día. Es un esfuerzo constante por purificar nuestro corazón.
Los Discípulos de Emaús: Modelo de Conversión
El pasaje de los discípulos de Emaús es un modelo perfecto. Ellos caminaban alejados de Jerusalén (la Iglesia). Estaban tristes y ciegos a la presencia de Cristo. Pero Jesús sale a su encuentro. Les explica las Escrituras y sus corazones comienzan a arder.
El momento clave es al partir el pan. En la Eucaristía, sus ojos se abren y lo reconocen. Inmediatamente, hacen una «vuelta en U». Regresan a la comunidad, llenos de gozo. Su tristeza se convierte en un testimonio ardiente.
La Eucaristía: Fuente de Conversión
Nuestra conversión diaria se alimenta del encuentro con Cristo. La Eucaristía es el lugar privilegiado para esto. Es donde Él nos abre los ojos y nos da la fuerza para «volver a Jerusalén». Es un llamado a dejar la tristeza y vivir la alegría del Evangelio.
Realización y T.O.: 21/03/11 // Rt.: 25/02/13
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Conviértanse y crean en el Evangelio
¿Qué significa realmente el llamado de Jesús: «Conviértanse y crean en el Evangelio»? ¿Es un evento de una sola vez o una tarea para toda la vida?
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